martes, 6 de mayo de 2014

PATENTE DE CORSO


 
Los hombres están siempre dispuestos a curiosear y averiguar sobre las vidas ajenas, pero les da pereza conocerse a sí mismos y corregir su propia vida. San Agustín de Hipona
Van ya unas cuantas reflexiones sobre la red y ninguna de ellas parece dar respuesta a mis inquietudes. Muy al contrario, derivo poco a poco a poner en cuestión su “verdadero valor”. ¿Nos aporta espacios comunes y de progreso?, ¿nos facilita la puesta en común de intereses y acciones en beneficio de todo nuestro entorno social?. La verdad es que cual frente de la Gran Guerra, se ha convertido en un laberinto de trincheras que lejos de dar movilidad a las “tropas ciudadanas”, las inmoviliza en el barro.

Por otra parte, se da la circunstancia de que PC´s, portátiles, tablets y smartphones nos facilitan patente de corso para atacar todo el tráfico virtual sin miedo a perder nada en los abordajes. Ese y no otro es el éxito y a un tiempo el fracaso de la “gran herramienta de la comunicación”. Naturaleza extraña la del cada vez menos sapiens ser humano, cuanto más podría evolucionar, más reivindica el conflicto antagónico.
Luchas encarnizadas se observan en los hilos de los chats, expresiones que no seríamos capaces de utilizar frente a nuestros interlocutores en persona, son gratuitamente utilizadas cuando tan solo vemos de ellos una foto de perfil y un cursor que escupe textos.

Dicen que el gran éxito del Diablo es hacernos creer que no existe. Una vez más, lo que parece un tópico viejo como el tiempo, toma visos de realidad. Llenándonos las manos con herramientas que pueden hacerlo todo, se ha conseguido inmovilizarnos para que no hagamos nada...
Permítanme reflexionar en clave de pasado. En el momento de la aparición de la radio y la televisión, existian  dos escuelas socio-económicas que teorizaron sobre su uso y trascendencia. Una, denominada “Escuela de Frankfurt” apelaba al uso de los medios de comunicación de masas como herramientas para aportar conocimiento compartido y acercar las posiciones ciudadanas. La otra, llamada “Escuela de Chicago” abogaba por la innegable utilidad comercial de los medios para ofertar productos y servicios...

Bien, quizás no es necesario alargarse más, está claro cual de las dos se impuso con el devenir del tiempo. Nuestro presente ha regresado a los años veinte del siglo pasado y nosotros seguimos atrincherados, no hemos aprendido nada.
POLITICA ES MORAL

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