Episodio
harto conocido, la liberación de París por parte de los Aliados entre el 19 y
el 25 de Agosto de 1944 es un icono del inicio de la nueva Europa tras la
Segunda Guerra Mundial. Cualquier ciudadano puede, de forma inmediata, señalar
alguna imagen de aquellas jornadas: el General De Gaulle en los Campos Eliseos,
los GI americanos desfilando entre el entusiasmo de los parisinos, la División
Acorazada Leclerc…
Es
precisamente la 2ª División Acorazada Leclerc la que motiva este escrito. Sus
soldados uniformados y pertrechados a la americana, sin duda servían en una
unidad francesa, pero muchos de sus efectivos hablaban español. Se trataba de los
integrantes de la insigne Novena Compañía, “La
9”. Más de 150 hombres componían la novena (aunque en la División habían otros
españoles desperdigados en otras unidades) y lucharon con tenacidad desde los
desiertos africanos hasta el corazón de la Alemania nazi.
Todos
hijos del exilio republicano tras la Guerra Civil, los combatientes que se
incorporaron a la 2ª División, eran refugiados de los puertos del norte de
Africa y de los campos de concentración habilitados por el gobierno francés.
Pocas opciones disponían aquellos hombres a los que se les ofreció ser
repatriados a España (con consecuencias fatales sin duda), hacer trabajos
forzados o enrolarse en la Legión Extranjera…
Huelga
decir que la mayoría eligieron el servicio de armas y de este modo seguir, de
forma real, su lucha contra el fascismo. Mantuvieron entre la barbarie de la
guerra, el convencimiento de que España seria liberada de la dictadura
franquista tras la invasión y victoria aliada en Europa. Evidentemente, esa posibilidad se malogró frente a los
intereses geopolíticos de los EEUU y la más que previsible división del mundo entre
dos bloques ideológicos y antagónicos.
Tras
la derrota Republicana en España, la Caja de Pandora se abrió y liberó todos
los males del mundo. La Segunda Guerra Mundial llevó a la sin razón al ser humano,
pero como nos explica el mito clásico, en el fondo de la caja el hombre pudo
conservar la esperanza. Los combatientes de la 9 fueron y son ejemplo de esa
esperanza que se mantiene incólume en el alma de los individuos tenaces, leales
y confiados en el valor de sus iguales…
Al
final la guerra, de la compañía poco más
de una quincena de soldados continuaban en activo. Hoy son motivo de reflexión
y reconocimiento. In memoriam.
POLITICA
ES MORAL
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