viernes, 24 de febrero de 2017

UNA PELI DE TARANTINO


Les he de ser sincero: sí, consciente y con todas las ganas, ni más ni menos. Sé que tienen que cumplir con su deber, así que procedan que por mi parte todo será colaboración. ¿El arma?, bien, lleva en la familia desde el final de la Guerra Civil –era la pistola de mí tío el piloto- y a todas luces, esperaba el momento oportuno para ser –otra vez-  de utilidad. Como podrán comprobar, funciona a la perfección.

Es curioso agentes, pero de veras, viéndole con la cabeza reventada en el suelo, en mitad de ese charco de sangre, no siento nada por el prócer. Quizás piensen que estoy loco pero no soy, en absoluto, un psicópata. Sencillamente he creído que me correspondía –dada la incompetencia del sistema- ejercer de juez y verdugo. ¿Qué pienso ahora?, pues estoy pensando en que un ser humano adulto tiene una media de cinco o seis  litros de sangre; lo que representa casi un 8 % del peso corporal. Esta proporción varía poco  así que para calcular la sangre de cualquier persona, sin importar su edad, sólo es necesario dividir su peso entre trece  y tendremos el resultado en litros. Curioso ¿verdad?...

Por cierto, les adelanto que cuando accedan a las cuentas del finado, podrán comprobar que de transformar los guarismos de los depósitos en fajos de billetes, sumarán más kilos que lo que mi víctima, incluso antes de verter fuera su esencia, pesaba. Sí, sin duda alguna, lo comprobarán y vendrán a las mías pero claro, ustedes son servidores públicos y ni ahora ni nunca podrán mostrar su acuerdo con mi iniciativa en público, pero si lo tienen a bien, disfrutarán con la historia de este asesinato. No tenemos prisa ¿no es cierto?.

Miren, el ahora inánime se forjo un nombre en los primeros años ochenta del siglo pasado y diciendo defender a todos, ayudó a construir un negocio político que ha demostrado producir pingües beneficios. El muy hijo de puta se ha llenado la boca –hasta hoy- de proclamas progresistas y llenas de descalificaciones hacia sus contrincantes políticos, pero como quedará demostrado llegado el juicio, y de no caer yo a manos de un sicario, en realidad todos los partidos y todas sus emponzoñadas siglas, para llenarse los bolsillos han trabajado en equipo. Visto lo visto, me darán la razón de que se trató y trata de un equipo muy bien coordinado.

Bien, les decía que supo medrar en el partido y sin estómago, llegó muy lejos. ¿Qué si tanto le conocía?, ¡pues claro!. Les insisto, no motiva la cosa la locura, su muerte es consecuencia de saber demasiadas cosas y no poder evitarlas. Todo el que se acercó al figura,  no lo duden, pudo ver como la corrupción era el verdadero motivo de su activismo político. Medró mucho y se instaló en todos los organismos posibles, pues el controlar las correspondencias económicas facilitó el que se pudiese meter mano en el cajón y que nadie se enterara. Disculpen, nadie no, pues a la sombra de mi víctima muchos “corre ve y diles” pagaron sus hipotecas y segundas residencias se compraron.

Intenté, mejor dicho, muchos intentamos, reconducir la cosa esa del gobierno, pero lo que conseguimos fue acabar defenestrados y condenados al ostracismo. Así pues se procuraron nuevas iniciativas para oponerse a tanto desmán y robo, pero así que nos acercábamos, algo sucedía que nos dejaba con cara de bobos. Los trabajos de investigación sobre recalificaciones, designaciones de contratas a dedo, contratación ilegal de cargos mal llamados de confianza o el cobro de comisiones sin tapujos no fueron atendidos ni  utilizados en los órganos políticos o públicos. Las  denuncias ante la Ley acabaron siempre como el Rosario de la Aurora. Es más, hace muy poco recibí, mejor dicho recibimos, amenazas para nada veladas.

Ahí se me saltó el relé y perdí la calma. Un mafioso que jodía la esperanza de sus ciudadanos y que hacía de su municipio un reino de taifas en el que se rodeaba de odaliscas y se dedicaba a dar o quitar futuros, me pareció un buen punto de partida para empezar a limpiar el patio. ¿La razón de que le diese matarile en un parking?, sencillo. Les hablaba antes de recalificaciones y contratas, ¿recuerdan?, pues sabiendo que la construcción de los aparcamientos públicos le había suministrado buenos calostros y también a su indigno partido, me pareció un escenario muy teatral y digno. Cierto, un punto de humor negro nunca viene mal, verdaderamente era un buen lugar para aparcar al caco para siempre. Les diré que antes de meterle la bala entre los ojos, me pasé un ratito viendo como se meaba encima y escuchando sus lloros y su promesa de compensarme con dos pisos y pasta gansa. Llegó a las siete cifras y aunque les prometo que no dudé en mi objetivo, me alagó ver que mi información era cierta y que lo que el cabrón ha acumulado en sus años de gobierno es, sencillamente, inenarrable.

No, no se lleven a error, no es un tema personal, pero no pudiendo acceder al entorno de parlamentarios, ministros, príncipes  y otras sanguijuelas, me pareció que quitar de en medio a un alcalde corrupto y poner su muerte en relación a estancias superiores, era una buena forma de empezar a hacer reformas. ¿Intentar huir?, ni por asomo. Ahora toca hacer salseo, a ver si el impacto mediático dura y despertamos a la rabia y así, empujando entre todos, los que tienen que poner los pies en polvorosa son los ladrones.

Por cierto, no pongan en marcha el coche del edil  para moverlo, es peligroso. Ahora les indico como desactivar el explosivo que había dispuesto por si no me atrevía a meterle un tiro. ¿A que sí?, realmente esto me ha quedado como una película de Tarantino, ¿nos vamos?.

POLITICA ES MORAL

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