jueves, 18 de octubre de 2012

DAS VIERTE REICH



De los alemanes se puede esperar lo peor desde el momento en que para dar las gracias dicen "tanque". Jaume Perich

Tras la reunificación de 1990, Alemania, por primera vez en su historia, se configuraba como estado no en contra de sus potencias vecinas sino auspiciada por ellas.

Tras dos guerras mundiales, pareció a los ojos de occidente que el tradicionalmente denominado “problema alemán”,  dejaba de serlo y que la dinámica del nuevo “Estado Nacional Germano” marcaba los objetivos de una nueva realidad europea tanto a nivel económico como social. En fin, tras el final de la Guerra Fría las esperanzas eran enormes…

La concentración de poder económico en el centro de Europa, propiciada por un nuevo impulso político, parecía enseñar a todos que la Unión Europea acabaría de una vez por todas con los sempiternos enfrentamientos entre potencias. Alemania era el ejemplo: ya no tomaba su realidad del antagonismo histórico a Francia y por extensión a occidente, muy al contrario, volver a su integridad territorial tras la caída del muro de Berlín, nos hablaba de que unirse era la única vía de un futuro común en paz.

Nada es gratis, todo tiene un precio…

Alemania marcó ejemplo de eficacia política en la integración de la extinta República Democrática tras la desaparición de la Guerra Fría y los bloques ideológicos. Puso en marcha un “milagro económico” que indicaba de forma preclara la solidez del Mercado Común Europeo y en base a sus méritos pasó a liderar Europa.

Y llegó la crisis. Entonces descubrimos que el “modelo alemán” ya no era tan modélico. Tuvimos el conocimiento de que la “locomotora europea” avanzaba gracias a mantener los fogones encendidos con los muebles de muchos de los países de la zona euro. Entonces nos dimos cuenta de que nos habían invadido y no habíamos oído ni un cañonazo…

Alemania creció económicamente en base a “ocupar” los entramados industriales y financieros de los países del sur de Europa. Francia, su eterna enemiga consintió en ello. A base de vender sus productos y aportando la financiación adecuada, ganó por partida doble en el Monopoly europeo.

El modelo germano impulsó medidas estructurales supuestamente en beneficios de todos. En realidad, las medidas de control del  déficit público se interpretaron siempre en clave externa. Alemania siguió inyectando dinero con el objetivo de “apropiarse” del continente. Sin duda la estrategia era dejar K.O a las economías nacionales y entonces reclamar el pago de la deuda mediante la pérdida de soberanía.

Es significativo escuchar a los “técnicos” alemanes acusar a todos de haber vivido por “encima de sus posibilidades”. Demagogia estructurada que  pretende justificar la imposición de medidas de fuerza...

La deuda y el déficit se han mostrado más eficaces que los tanques y los aviones del pasado. Alemania ha culminado su viejo plan de dominar Europa.

POLITICA ES MORAL

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