El cuaderno de
bitácora es un libro en el que los marinos anotaban lo que sucedía durante cada
una de las jornadas de navegación. Dicho cuaderno, cuando los barcos no
disponían de puente de mando cerrado, se guardaba en el interior de la bitácora
(estructura de madera sobre la que se montaba la brújula náutica) a fin de
protegerlo de las inclemencias del mar.
Bien, aquí pretendo
iniciar la reflexión...
Nuestra singladura
como democracia es ya muy larga. Es cierto que no era fácil imaginar la enorme
cantidad de corrientes, vientos y tormentas que habrían de acecharla
condicionando la integridad de la nave y su carga. En cualquier caso, de
quienes nunca podía esperarse nada malo era de la tripulación y de los
oficiales al mando. Gente recia, habían de mantenerse firmes en su puesto y cumplirían anotando en la bitácora todo
aquello que enseñase a navegar “viento en
popa a toda vela” (con su permiso señor Espronceda).
La realidad, en su
pertinaz tiranía, nos ha llevado a embarrancar con la costa. Los restos del
naufragio han llegado a la playa de lo inapelable y entre ellos, el cuaderno
que describe todo lo sucedido en los turnos de guardia.
Hemos descubierto
que los rumbos siempre fueron erráticos, no por desconocimiento, lo fueron por
interés. Las tripulaciones, supuestos garantes de llegar a buen puerto, se
auto-otorgaron patentes de corso y alteraron las rutas para mercadear a su
placer mientras justificaban los retrasos acusando a Neptuno de los castigos
que todo el pasaje sufría...
Y lo peor de todo,
lo más indigno de la gran expedición naval, fue ver a la oficialía envolverse
en la bandera mientras clamaban para que todos salvasen los frutos de su
escondida piratería.
La confianza de
todo un pueblo ha sido traicionada. Ahora, de pie en la playa, nos preguntamos
que podemos hacer para recuperar la preciosa carga que ocupaba las bodegas.
Quizás no podamos
fletar grandes naves, quizás no tengamos más opción que aceptar que nuestra
flota sea ligera, pero no cabe duda de que podemos aprender de las interesadas
y falsas anotaciones en el cuaderno de bitácora. De los falsos rumbos ha de
marcarse el correcto y por muy profundo que esté el pecio de nuestro otrora
gran bajel, submarinistas irán recuperando poco a poco todo lo que nos resulte
de valor.
Buena inmersión...
POLITICA ES MORAL