En
la vorágine de los mensajes sms, las declaraciones de políticos de todo color,
la aparente inactividad de la justicia y la incomprensible apatía de una
sociedad que lejos de plantar “patíbulos”, planta sombrillas playeras, toca
pensar en el triste Presidente de las Españas…
Mariano
Rajoy es un hombre que gracias a su retranca gallega es capaz de soportar un
fuego cruzado sin moverse de la trinchera. Podríamos decir que nada puede
esperarse de su iniciativa de combate, pero sin duda, parece tener una insondable
capacidad de encajar daños. Tras leer el universo de la rancia derecha
tradicionalista, creo que tan solo fue, es y ha sido, un muy leal y eficaz
testaferro de un partido que necesitaba hacer una política de tierra quemada
forzando dejar al margen a los déspotas que deberían aparecer como salvadores
de la patria tras la supuesta debacle.
El
Ministerio de Propaganda del PP, mediante su Ministro Pedro J. Ramírez, está
cerrando el círculo en torno al Presidente. Denuncia, de forma supuestamente
desinteresada, la indignidad de un Gobierno que en realidad ha tenido como
principal labor tapar mediante cortinas de humo, las labores de exterminio del
estado del bienestar por parte de los escuadrones ultra-liberales.
El
posicionamiento del insigne gallego como cúspide de la estructura de la derecha
española fue sorprendente, nadie puede negarlo. Más ha de considerarse que se
trató de una opción mejor de lo que podía esperarse tras la época Aznar.
Mariano, tenía hasta un nombre próximo, su forma de hablar era propia de un
cuñado en una comida familiar y no daba miedo…
Hoy
he recordado su aparición en la edición 2007 del Torneo “Conde de Godó” de tenis celebrado en Barcelona. En un momento de
conversación tranquila en torno a una mesa, un avispado fotógrafo observo el
desgaste de los talones de sus mocasines y los más que evidentes agujeros en
los calcetines que vestía. Las instantáneas que se publicaron en toda la prensa
provocaron que el partido dotase de una partida directa para vestuario de Don
Mariano. Con los trajes, los zapatos y los calcetines el PP vistió al santo que
debería convencer al “español medio” y más tarde ser sacrificado en aras del
bien común de los “verdaderos patriotas”.
Estimado
Presidente, nada es gratis en política, usted como buen gallego que de la
desconfianza hace virtud, debería haber observado que se le vestía para un
entierro. Esperanza ya ha pedido hora en la peluquería y Josemari se pone
crece-pelo a toda prisa para que su nuevo bigote sea denso e impresionante.
POLITICA ES MORAL