martes, 16 de febrero de 2016

SANTOÑA


La estupidez insiste siempre. Albert Camus

Ya son unos cuantos años los que llevo dando vueltas por estos andurriales  y por muchas cosas que vea, me atormenta darme cuenta de como se nos muere el seso y con él los recuerdos. Pero hay algo que parece no agotarse nunca, hay algo que persevera en dejarse pringar como los pelos de las narices por los mocos. Me refiero a la estupidez ufana y gorda que reconocemos en todas las calles de un país que amo y que se llama España.

Hace pocos días, en Santoña (Cantabria), unos alegres ciudadanos se dieron en celebrar el Carnaval vestidos de falangistas y para dar ambiente a la fiesta, el Cara al Sol se despacharon en cantar. Adultos y niños compartieron la chirigota, unos gilipolleando sin reparo y los pequeños enjugascados sin saber muy bien de que iban los disfraces y las banderas que paseaban.

Miren, podrá decirse que hace demasiado de aquello que se llamó dictadura, pero es precisamente por ello que lo mejor que puede hacerse, es cerrar de una jodida vez el periodo más oscuro de nuestra reciente historia. Trivializar el fascismo español, hacer jaroteo de la guerra y   reducir a una anécdota  la represión que nos castró durante casi cuarenta años, es cuando menos irrespetuoso y cuando más un delito inapelable y merecedor de repartir cuatro o cuatrocientas hostias, tantas como participantes se dieron cita en el desfile santoñés.

Conozco a ciudadanos italianos y alemanes, no recuerdo ninguna anécdota en la que hayan hecho honra de su pasado totalitario y sangriento. De hecho, echar la vista atrás es un ejercicio de obligado cumplimiento en escuelas y universidades. Se trata de perseverar en aquella vieja máxima de que el pasado es pasado, pero que el conocerlo y entenderlo nos ha de permitir no repetirlo. Hay ciudadanos transalpinos y tedescos que se añoran de Hitler y Mussolini, pero son por lo general lo peor de casa, outsaiders hijos de los rincones más oscuros e infectos de la sociedad.  Aquí no sucede lo mismo, el postureo facistoide parece reverdecer laureles y lejos de indignar, se normaliza sin reparo disfrazado de moda vintage.

Cada vez estoy más desubicado, veo como se detiene a unos titiriteros por mentar a la jodida y ponzoñosa ETA, pero se ríen las gracias a unos descerebrados por jalear a un tirano que se desayunaba con chocolate y churros mientras firmaba sentencias de muerte sin reparo alguno. Es un problema de nuestra Democracia, no existe la extrema derecha en España, se incorporó sin problemas a la gran familia democristiana y pareciendo diluirse, como puede demostrarse, cada está más sana y viva. Lo dicho, facta non verba

En definitiva, la memoria es la que va perdiendo la partida. Intoxicada por una sociedad que ha dinamitado la conciencia de clase, el sentimiento gregario y el reconocimiento del nosotros como la primera persona del singular, se hunde poco a poco. Ahora todo es tener cosas, pensar en clave política es aburrido y a todas luces inútil, pues el mismo sistema se ha encargado de dejar fuera a aquellos en los que supuestamente se apoya.  ¿Recuerdan las protestas de los aficionados del Valencia F.C. manifestándose frente a su estadio por los malos resultados del equipo?. Sí, yo también las recuerdo y hacía mucho que no sentía tanta vergüenza. Las élites extractivas nos roban el presente para dejarnos sin futuro y lejos de cortarles las alas, nos ponemos como motos por ver a un puñetero equipo de fútbol perder partidos en los que no se dilucida ningún interés nuestro.

Volviendo a Santoña, la sociedad más reaccionaria se sonríe por lo bajini, todo se está poniendo en su puesto, muerta la conciencia, llegó el momento de reírse al descubierto.

POLITICA ES MORAL

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