martes, 19 de enero de 2016

ISLAM Y TOLERANCIA PASIVA


Tenemos que afrontar el hecho de que o vamos a morir juntos o vamos a aprender a vivir juntos. Y si vivimos juntos, tenemos que hablar. Eleanor Roosevelt

Me desayuno hoy con la noticia de que David Cameron, primer ministro británico, ha hecho pública una iniciativa para acabar con el comportamiento endogámico de la minoría musulmana residente en el Reino Unido. Quizás el término acabar les resulte duro, pero hemos llegado a un punto en el que el buenismo institucional no hace ningún bien ni a gobierno ni a gobernados. El mirar a otro lado, el despreciar una realidad por el hecho de que esta no daba réditos electorales a nuestras enfermas democracias, ha provocado que el terrorismo haya echado raíces en occidente y que así, el enemigo reclute efectivos en nuestra propia casa.

Tiempo atrás reflexionaba sobre los indicadores que nos mostrarían un cambio en clave de progreso en las comunidades islámicas de occidente. Decía que serían las mujeres musulmanas quienes significándose y consiguiendo que se les respetasen todos sus derechos en su entorno social, las que podrían marcar un camino relacional que nos permitiese vivir juntos. Parece que la iniciativa del premier británico va en esa dirección. No cabe duda que la propuesta llega tarde, pero en algún momento y dado el riesgo innegable, un gobierno debe coger el toro por los cuernos.

El primer ministro ha anunciado que se dedicarán 26 millones de euros para dar clases de inglés a las musulmanas para evitar la desigualdad y también facilitar una mayor amplitud de miras en los hogares que pueda reducir las posiciones extremistas. Por otra parte, los británicos pretenden establecer un mayor control de los Consejos Religiosos del Islam que aplican la charía y sustituyen con la misma los preceptos básicos de la legalidad vigente en Europa. No debemos olvidar que algunas mezquitas establecen unos detallados y aberrantes códigos de conducta que contradicen derechos básicos de la mujer y que nuestro continente ha tardado siglos en auto-otorgarse  y respetar.

En cualquier caso, el aspecto a reseñar de la propuesta de los hijos de la Gran Bretaña, es que establece un estricto Quid pro quo. El Estado invertirá recursos en formar a la población pero a aquellos que en un periodo de dos años y medio no adquieran un mínimo nivel de inglés y un satisfactorio conocimiento de la cultura y los valores del país de acogida, en palabras de Cameron –no se les podría garantizar que puedan quedarse-.

Miren, quizás podamos pensar que establecer criterios estrictos pueda entenderse como echar gasolina al fuego, pero de lo que no cabe ninguna duda, es que el camino seguido hasta ahora, no nos ha llevado a ninguna parte y alguien debía decirlo. Lo que hemos conseguido no es gratis, nos ha costado medio milenio de guerras acercarnos a un frágil ideal de libertad, igualdad y tolerancia. No es momento de templanzas y no podemos dudar que de no hacer las cosas bien, la bala en la recámara que representa el infecto fascismo, volverá a mostrar su cara.

POLITICA ES MORAL

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