lunes, 21 de diciembre de 2015

YO SOY ESPAÑOL, PIENSO Y VOTO.


Mea culpa, soy tonto, muy tonto. Josep Andreu

No he de andarme por las ramas, no sabía muy bien como quedaría el reparto de fuerzas en Congreso y Senado tras las Elecciones Generales de ayer domingo. En cualquier caso esperaba que quien encajase el golpe del martillo pilón de la indignación ciudadana fuese el Partido Popular. Por cierto, esta valoración en nada tiene en cuenta la ideología, pondero en base a la más escasa de las virtudes, la integridad.

De todos es sabida mi posición política, ergo ninguna opción conservadora o ultra-liberal ha recibido o recibirá mi sufragio, pero quede meridianamente claro un concepto, el ser de derechas nunca será un problema, tan solo es una visión de la sociedad que no comparto pero que es tan válida, digna y respetable como cualquier otra. Sigamos…

Este escriba de ningún pelo esperaba que el alambicado fenómeno que significa a nivel de renovación de la España conservadora, Ciudadanos, Partido de la Ciudadanía, acaparase el voto del descontento de las buenas gentes de derechas por la sistemática cleptocracia desarrollada por los populares sin tapujos ni empachos. Permítanme que no me extienda hablando de todos los casos de corrupción que se están gestionando en los juzgados.

Por cierto, me pongo venda antes de la herida, no toquemos los bemoles con la corrupción de los otros que ni hay ni habrá problema para acometerlos, pero hoy hablamos de un gobierno cesante pero que quiere y desea volver a serlo. En fin, algo nos pasa a los españoles, alguna patología cercana al masoquismo se nos administró en la leche que mamamos. O eso o un gen endémico se nos instaló en el ADN cuando los homínidos pisaron lo que habría de ser la piel de toro a la que llamamos patria.

Vamos, lo que quiero decir es que no me reconozco en unos conciudadanos a los que se les humilla y lejos de dar bocados, genuflexan la rodilla y muestran sumisión. Esta no parece ser mi casa, pues si me faltan al respeto, me quitan el futuro y se ríen en mi cara, yo no salgo a la calle a gritar soy español en aras de unos valores que no lo son. Ser español se perdió con Besteiro y eso lo sabemos, así parece, tan solo él y yo. Puestos en harina les explicaré, les guste o no, quienes pervierten un color tan hermoso como el azul…

Erase que se era una villa del Campo de Cartagena, en la que el PP mandaba tanto como robaba. Allí concejales y alcaldesa se lo llevaban caliente pero claro, nadie decía nada por las migajas que se daban y por la gran amistad que unía a los indignos con otro Alí Babá más grande, me refiero al Presidente de la Comunidad Murciana.

Tanto se estiró la cuerda que claro, se rompió y así algunos terminaron pasando por la cárcel y pareció que las cosas tendrían solución. ¿Quién votaría a delincuentes?, nadie espera que la gente sea tan tonta. Pues miren ustedes, los que por un momento fueron presos volvieron a presentarse a las elecciones municipales de hace dos legislaturas y por mayoría, volvieron a ganar. ¿Les extraña?, pues no se vayan todavía que aún hay más.

El gobierno municipal más propio de Caco que de gestores públicos, endeudó al Ayuntamiento hasta las orejas y algo pareció hacer runrún y llegar a los villanos, pues en la última convocatoria local ganó por mayoría simple el PSOE y con el apoyo de Ciudadanos, dejó fuera del poder local a los populares. ¿Acaba bien la historia?, no lo crean, por favor, sigan leyendo.

Pude pulsar opiniones de esas que se dicen recoger a pie de calle y por asqueroso que parezca, las preocupaciones a futuro de un gran número de gente, no sé porque me extraño, en nada coincidían con las mías. La deuda les parecía tema baladí y lo que más incomodaba eran las propuestas del nuevo consistorio en relación a las fiestas patronales. Si, como lo oyen, eran los festejos recortados por a causa de una economía fallida lo que indignaba.

En el fondo es tragicómico, ni Berlanga hubiese llegado a tanto y sin duda alguna lo que ahora explicaré  da para un guion de éxito. Sabrán ustedes que en muchas poblaciones se elige a la reina de las fiestas y a sus damas de honor, quizás suene vetusto pero en muchas partes de España la tradición sigue en vigor. En la villa de la que hablamos no tan solo hay reinas y damas jóvenes, también hay categoría infantil y categoría de la tercera edad. Vamos, que treinta elegidas de entre lo más granado del pueblo, durante esos días de fiesta son rostro amable de la alegría y los alborotos compartidos…

En resumen, estas féminas de dispar edad eran recogidas en sus casas para ir a los eventos con vehículos a cargo del consistorio y claro, dada la falta de calostros en las arcas, el nuevo alcalde se plantó y dijo que ni un euro para esos usos ni otros por el estilo. Estando la cosa mala, lo poco o mucho de lo que se dispusiese para otros menesteres debería ser. ¿La reacción?, sencilla, poniéndose la vida por montera, al nuevo primer edil, cabrón por la parte baja y cosas más jodidas por la alta, muchos vecinos le llegaron a decir.
Así somos, muertos de hambre que pretendemos ser hijos de algo y que preferimos que el poderoso nos salude a obligarle a que nos respete. Forma sin fondo, en materia social, más que la igualdad ante la ley, preferimos la dádiva del señor que esforzarnos en labrar un futuro propio.  Yo soy español viejo, temeroso de mis propios pecados y si aún están leyendo, sepan que yo no soy compatriota de aquellos que tan solo se miran el propio ombligo y se olvidan de comprometerse, al margen de ideologías, con la exigencia del buen gobierno. La culpa es nuestra y sí, se lo digo yo.

¡Vivan las cadenas!, ¡Viva Fernando VII!.

POLITICA ES MORAL

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