jueves, 19 de febrero de 2015

SANT JOAN DESPI Y LAS GUERRAS MÉDICAS.

 
 
 
Que el Egeo y el Adriático han sido la puerta de Asia y de Europa a un tiempo, no es descubrir nada nuevo. Siglos de conflictos entre oriente y occidente así lo demuestran. De hecho, no es hasta finales el siglo XIX que Grecia se sacude la bota Otomana y los Balcanes no dejarán de formar parte del imperio  Turco hasta el final de la Primera Guerra Mundial.
Pero la historia es vieja y ha de llevarnos al siglo V antes de Cristo. El inmenso Imperio Aqueménida asaltó el mundo helénico de forma casi constante y ese enfrentamiento entre griegos y persas duró casi dos siglos. Hubo de esperarse a la invasión de Persia por parte del macedonio Alejandro Magno, quien unificó el esfuerzo de guerra heleno, para que los aqueménidas fuesen batidos y disueltos…
Y aquí hemos de entender el origen de la debilidad del mastodóntico imperio asiático. Fue durante las denominadas Guerras Médicas, intentos fallidos de someter Egeo y Peloponeso, cuando las tradicionalmente antagónicas ciudades estado griegas, dejaron a un lado su fragmentada política y acometieron coordinadamente contra el potente y perseverante agresor.
Cierto es que no podemos hablar de un verdadero panhelenismo (la creación de un gran estado heleno), no en vano, tras las guerras con Asia, la Guerra del Peloponeso acabó con esa esperanza a causa del enfrentamiento entre Atenas y Esparta. Pero en aquel momento de necesidad extrema, con el enemigo a las puertas, no existía una vía que no fuese una pro-actividad mancomunada.
Llegados a este punto se estarán preguntando que narices pinta este desarrollo histórico en relación a un municipio como Sant Joan Despí. Pues miren ustedes, resulta alegórica la Grecia clásica como un remedo del Baix Llobregat.
Aquí, los Darios y Jerjes de turno llevan mucho tiempo ganando batallas. Una tras otra, han vencido en  las contiendas electorales y han marcado con sus estandartes el terreno ocupado. En cualquier caso, siempre han tenido la sensación de que no habían finiquitado la guerra, pues pequeños pequeños enclaves les han recordado que seguían sin poder imponer su pensamiento único y su despotismo no disimulado.
Toca que todos los políticos responsables de unas siglas se coordinen en unos mínimos, que todas las “ciudades estado” cierren filas cual hoplitas y sin dejar lugar a dudas, griten a los soberbios persas que hasta aquí han llegado.
POLITICA ES MORAL
 

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