lunes, 28 de septiembre de 2015

UNA OPORTUNIDAD DE COJONES


"España es un país formidable, con una historia maravillosa de creación, de innovación, de continuidad de proyecto... Es el país más inteligible de Europa, pero lo que pasa es que la gente se empeña en no entenderlo." Julián Besteiro

Vamos a ello. La conclusión a la que nos lleva el resultado de las elecciones autonómicas de ayer, es meridianamente clara. Catalunya está dividida en dos partes bien definidas (los partidarios de la secesión y los que no) que nos indican que vía hemos de recorrer a partir de ahora. Tocará pactar en beneficio de todos y el problema estará, como siempre, en quienes tendrán altura para olvidar resultados partidistas y hablar de necesidades y de personas…

No ha de negarse que los problemas existen y que la crisis económica ha desenterrado posiciones que en bonanza parecían extintas, pero es precisamente en épocas incómodas cuando los gobernantes se la juegan. Así, llegados a este punto, tan solo nos queda batirnos esgrimiendo datos veraces y proyectos, siendo justos y rectos, no mintiendo. Organizar ideas en base cierta y evitar demagogias que nos aboquen al enfrentamiento. Si los soberanistas perseveran en saltar al vacío, aún siendo raspado su aprobado, ha de ser el Estado quien con sobrada solvencia ponga los puntos sobre las íes.

Y hablar de solvencia tiene sus peligros, pues de no ser bien entendido el término, puede entenderse como fuerza y yo no estoy hablando de eso. No puede defenderse numantinamente la ley (que nunca ha sido igual para todos) como prisión y no como vía para solucionar las cosas que no funcionan. ¿De qué nos sirve la política entonces?, ¿tan solo es un método de proteger prebendas?. Se trata precisamente de escapar a la tentación de utilizar Catalunya como argumento para las elecciones generales de diciembre y empezar a tomar decisiones que nos permitan estructurar un Estado sólido que plantee futuros y no presentes.

La cuestión independentista es observada con enorme interés en Europa y en todo el mundo. Si bien es cierto que se considera un asunto interno, no cabe duda que crea inquietud y en todas las cancillerías se espera, por el bien de todas las partes, que el gobierno español y catalán busquen puntos de encuentro y acaben con un conflicto que a nuestro tiempo no le es propio. No se puede negar que el nefasto café para todos del sistema autonómico fue el polvo que nos ha traído estos lodos. Así, existiendo asimetrías en competencias y en la cesión de la gestión de recursos (miren ustedes al norte euskaldun y navarro), seguro que existen herramientas para establecer un pacto.

Pueden llamarme iluso pero creo en conciencia que la mayoría de los ciudadanos de Catalunya (también muchísimos de los que han votado si), pretenden solucionar los problemas en base al diálogo, pero exigen cambios y han apretado los dientes para provocar una sacudida que sirva para que aparezca lo mejor de cada uno en estos momentos tan tensos y amargos.

Es momento de ingenieros que restablezcan puentes, es momento de ser estadistas y no políticos, es momento de entender que no puede hablarse de ellos o nosotros, pues tan solo existe una verdad absoluta, todos somos una sola cosa. Insisto, la salida a este meollo es política, cuanto más tardemos en aceptarlo, más nos acercaremos a los extremos irreconciliables.

En ocasiones, la indignidad pervierte las más sabias reflexiones. Hace ya unos años, Mariano Rajoy citó a Cicerón afirmando que para ser libres hemos de ser esclavos de las leyes. Sin que sirva de precedente, comparto la opinión del Presidente del Gobierno del Estado pero creo que no es el mismo sentido el que yo le doy a sus palabras.  Leyes sin duda, normas por supuesto, pero que nos tengan a todos dentro.

Por cierto, hoy no empieza tan solo una nueva legislatura autonómica. Hoy empieza  el camino que nos lleva a una nueva España, cuidado…

POLITICA ES MORAL

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