domingo, 1 de diciembre de 2013

ALZHEIMER DEL GOBERNANTE


 
Si tuviésemos suficiente voluntad casi siempre tendríamos medios suficientes. François de La Reochefoucauld

Son los hechos y no las palabras los que nos describen la realidad de aquellos que nos gobiernan. Lo que sucede en las zonas en sombra no atendidas por la prensa, las emisoras, o los vacios fastos, es precisamente aquello que debió motivar la voluntad del político y más tarde del designado representante de la ciudadanía.

Abrir de forma abrupta los ojos a la labor de gobierno espanta, pero también aclara ideas preconcebidas y las dota de verdad inapelable. Y vamos llegando al suelo, pues es allí donde pisando al caminar, detectamos la inestabilidad de lo que a veces parece perfecto. Al avanzar en el conocimiento, se nos plantean dudas y sobre estas, preguntas…
La tan socorrida frase “esto no es de mi competencia”, toma en muchas ocasiones tintes criminales. Pues no habiendo delito por medio, por inhibirse apoyándose en normas y leyes, el político que rehúye las obligaciones de su cargo,  no  deja de ser un felón canalla, un acreedor al rechazo por la inmoralidad de su inoperancia ante los problemas ciertos.

Ayer, participé en una conversación que me llevó en volandas a la realidad de la que al principio hablaba. Ayer, por si tenía dudas,  el azar de las palabras preñadas de hechos me atizaron la ira y más tarde reforzaron mi convencimiento. Ya no da para más lo existente, pues de todo lo que abundaba se ha hecho trizas. Toca quitar prebendas y púrpuras, descabalgar a los tibios que hablando de verdades mienten, acabar con los mercaderes que tiempo atrás, hace ya mucho tiempo, se instalaron en el templo.
Supe, por la experiencia de otros, que un enfermo de alzheimer  debe pagar por asistir a terapia entre los trescientos euros en el mejor de los casos, y hasta mil en el peor de ellos. En época de recortes, en momentos de exclusión de aquellos que menos recursos tienen, nadie y menos quienes se vanaglorian de gestionar justamente, pueden decir: “vaya usted a donde corresponda, lo siento no se puede hacer nada”…

La voluntad es estéril cuando no contamos con medios, pero disponiendo de ellos y no dirigiéndolos a los fines realmente necesarios, cometemos la peor de las faltas y por ello, sin lugar a dudas, nos ganamos el desprecio. Milonguear con discursos formalistas es indigno e insultante.
En cualquier administración es posible estudiar a fondo presupuestos, racionalizar el uso del dinero, recortar en lo prescindible y abonar en aquellas realidades marcadas por el sufrimiento.

Como tantas veces me ofrezco, tiro al blanco con el demagogo, pero no pueden ustedes negarme que de existir la voluntad, en cualquier pueblo o ciudad, muchos miles se malgastan y de evitar su pérdida, muchos ciudadanos sometidos al olvido de su propia vida, estarían atendidos y sus familias más calmas.
Pareciera que hoy se impone una ironía amarga, no cabe duda, existen nuevas patologías. Una de ellas se denomina alzheimer del gobernante.

POLITICA ES MORAL

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