martes, 3 de diciembre de 2013

EL LOBITO BUENO


                                 

Decia Jose Agustín Goytisolo en un poema infantil que soñaba un mundo al revés. Lobos buenos, príncipes malos, brujas hermosas y piratas honrados...

Decir que la poesia describe la realidad es, por recurrente, demasiado fácil. Pero que la poesia se convierta en prosa gris y cansada, es un síntoma de decadencia extrema. Hemos perdido el alambique que destilaba la realidad y la sublimaba en sentimiento. Ahora, escribir es una trinchera en que la belleza fenece y la rabia nos empozoña el alma.

Se dice que observar la vida inspira y provoca la creación. Cierto e inapelable, no siempre resulta grato, más bien es un proceso amargo...
Alejado del bienestar, el  poeta muere y se torna en combatiente que esgrime la pluma como si de espada se tratase. Rasgando el papel con rabia escupe  bilis y ataca. Trastoca el gozo en sufrimiento y el placer de las letras en un galimatias doloroso que  más que palabras es ruido.

Consciente del fín de su momento, el poeta se estigmatiza a si mismo y emborrona su vida mediante su obra. Una obra que ya no construye, un hacer que romper pretende el asedio de la plaza que defiende. Y perdiendo gana, pues nada puede perder quien nada tiene...
Ya no escribe sobre paisajes, sobre momentos de añoranza o sobre el amor. El corazón ya no es tintero caprichoso, es mixtura oscura la que impregna lo que explica. Describe un final y tan solo atesora la esperanza de que cuando todo se quiebre, aquello que acabe marque un nuevo comienzo. Un iniciar sobre la nada que provoque un futuro incierto pero nuevo, un porvenir que reconociendo el desastre vivido, ayude a construir sobre la dignidad que nos da reconocer los pecados.

Cada día escribir en la trinchera, rechazanzo los envites de los iletrados, una agotadora vigilia para atender las brechas que los enemigos  por todas partes abren. Cada vez más fuertes y encumbrados, sabeedores de su eminente victoria, avanzan cada vez más descuidados. Creen ser lo que que la sociedad necesita y de su desvergüenza hacen escudo.

Y allí siguen las palabras defendiéndose del acoso. Negras como la noche, escapan entre las sombras que el propio  agresor proyecta. Ganan retaguardia y sabiendo ya estar muertas, perder la vida clavándose en el abyecto invasor de su mundo, les parece un final honroso y épico.
Tras fenecer en la batalla, el espíritu de las letras se recompone en poemas nuevos y estos, perseverantes y tercos, atormentan al verdugo que pensó que rebanando su sentido acabaria con los sueños.

Como almas en pena siguirán atormentando el descanso de los hombres que siendo lobos, un dia dijeron ser corderos. Que pequeño el poema y que grande el poeta. Gracias José Agustín por imaginar un mundo al revés.
Érase una vez un lobito bueno al que maltrataban todos los corderos. Así sea...

POLITICA ES MORAL

1 comentario:

  1. .... La vida es lucha despiadada
    nadie te ayuda, así, no más,
    y si tú solo no adelantas,
    te irán dejando, atrás, atrás.
    ¡Anda muchacho y dale duro!
    La tierra toda, el sol y el mar,
    son para aquellos que han sabido
    sentarse sobre los demás.

    Me lo decía mi abuelito
    me lo decía mi papá
    me lo dijeron muchas veces
    y lo he olvidado siempre más.

    José Agustín Goytisolo
    ...

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