martes, 18 de julio de 2017

18 DE JULIO Y EL FASCISMO PATRIO


Pedro Calderón de la Barca, orgullo de nuestro teatro, nos enseñó que siempre el traidor es el vencido y el leal es el que vence. ¿Le ven hoy la utilidad a tamaña idea?. Por mi parte les diré que sí,  que se la veo toda.

En cualquier caso me andaré con tiento, pues este país ha recobrado el orgullo de reivindicar a los fascistas. Deberá ser cosa de nuestros genes, pero en esta España amada, rebrotan los caras al sol cantados por los salvadores de la patria. No habiendo pagado nada por una criminal ilegalidad de casi cuarenta años, reviven las glorias de su infecto pasado y se permiten opinar cuando deberían estar callados. El miedo a la violencia que sin duda hubiesen ejercido de no encontrar acomodo en la nueva Democracia, les permitió que valientes estadistas como Adolfo Suarez hiciesen encaje de bolillos para llegar a un equilibrio entre verdugos y víctimas. ¿Qué exagero?, no, ni mucho menos. Aquí, los golpistas del 18 de julio de 1936, volvieron a vencer sin dar cuartel.

Me micciono hoy en todo y con ganas, no entiendo que un genocida y sus cofrades sigan siendo respetados en nuestros días. Es duro desayunarse con las gentes de la Fundación Francisco Franco mientras sueltan bilis frente a un enorme cartel que reza “derecho al alzamiento”. ¿Qué hemos conseguido con el orden constitucional?, yo les respondo. En nombre de la libertad de expresión, los que debieron cerrar la boca en los limos del olvido, se permiten gritar con orgullo que son fascistas y que el tiempo les ha dado la razón. Se ven a si mismos como vencedores de un combate de boxeo a los puntos. ¡Ah!, y claro, afirman ufanos que la culpa fue de los asquerosos rojos…

Hasta la saciedad he defendido que la Guerra Civil no la ganó Franco y que en realidad la perdió la República. Es un hecho histórico, los seis primeros meses del conflicto fueron de descontrol social por parte de las instituciones, se cometieron tropelías sin nombre que avergüenzan a cualquier nacido de madre y el esfuerzo de guerra se perdió en guerras intestinas que debilitaron sus opciones de imponerse a la hipócritamente llamada zona nacional. Amén a todo hermanos, pero corresponde analizar como combatieron los fascistas y también deducir las razones para que la guerra durase tanto tiempo. No olvidemos que es objetivable  que la mezcolanza de las unidades leales a la República no llegaba ni a la suela del ejército que comandaba el atiplado Caudillo.

La guerra fue un genocidio bien estructurado, la encarnación del horror como arma de destrucción masiva, la base práctica para las teorías que se extenderían durante la Segunda Guerra Mundial y también tras ella. La cosa era sencilla, tras tomar una población, se ejecutaba a parte de los prisioneros y se les dejaba en mitad de la calle como aviso a navegantes, al resto se les daba matarile a las afueras de sus pueblos y se les habilitó como residencia eterna las cunetas de las carreteras y caminos. Se atentaba contra las mujeres vejándolas y convirtiéndolas en la parte más visible del sometimiento de la retaguardia (les invito a que revisen las teorías del malnacido Doctor Vallejo Nájera). Fueron puestos en práctica bombardeos aéreos estratégicos (no tenían objetivos militares) para minar la moral de la población civil en la retaguardia. Es decir, se llevó la guerra y su violencia a aquellos que no empuñaban armas. En resumen, la lucha se dio en las líneas de frente, es cierto, pero lo que se deseaba realmente era exterminar cualquier atisbo republicano o libertario. Se buscaba el sometimiento absoluto, sembrar de sal el libre pensamiento para que nunca volviese a rebrotar en el imaginario de los españoles. ¿Lo ven?, un genocidio de almas, la máxima aspiración de los fascismos.

Acabada la guerra, incluso se promulgó una ley que obligaba a los vencidos a regresar a sus domicilios previos al golpe de estado. La cosa estaba clara, o te exiliabas o regresabas a casa para que te cobrasen tus pecados rojos. En muchas ocasiones –pueden imaginarlo- con la propia vida. No me extenderé más, pero los cuarenta años de paz, que sin lugar a dudas dieron a las gentes tranquilidad y llegada la década de los sesenta del pasado siglo, prosperidad,  nos castraron la humanidad que debió hacer que la dictadura acabase al menos con una Revolución de los Claveles al modelo portugués. No pudo ser, el Estado fascista, maquillado para ser digerible por la comunidad internacional, sobrevivió bajo una falsa librea y fue el encargado de confeccionar una Democracia en la que ni Dios les reclamase pagar sus pecados.

Miren, España es, tras Camboya, el país que tiene más fosas comunes en todo el mundo. Curiosamente los herederos de los asesinos siguen tranquilos e incluso cuentan con el apoyo de historiadores revisionistas que se entestan en dejar muy claro que Franco y sus generales eran muy buena gente y que hicieron lo que hicieron por no quedarles otro remedio.

En Austria se demolerá la casa de Adolf Hitler, aquí subvencionamos el mantenimiento del Valle de los Caídos. Lecciones las justas, ¿estamos?.

POLITICA ES MORAL

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