martes, 20 de agosto de 2013

FEDERICO



Un muerto en España está más vivo como muerto que en ningún sitio del mundo. Federico García Lorca

El 18 de agosto de 1936 murió fusilado en Granada, Federico García Lorca. Tarde llega esta memoria que pretende ser mancomunada, pero quien escribe estas líneas recordaba y pensaba, pero no pudo escribir nada.

En estos días a los que el calendario romano puso el nombre de Cesar Augusto, la parcheada piel de toro ve como se le tensan las costuras. Razones que no lo son cobran fuerza y por el contrario, las transparentes verdades a posta se enturbian.
 
Crisis de valores por encima de la económica, al ciudadano le llega el dogma estéril y útil a los nuevos dictadores mientras de forma burda, el criterio propio se le extirpa. Así, cachorros inconscientes e incultos, alaban y magnifican a una dictadura que nos castró durante cuarenta años. Así, un gobierno que privatiza servicios públicos y menosprecia el bienestar de aquellos a los que supuestamente representa, restaura la tumba del dictador que personifica a la España más amarga y negra. ¡Como de difícil resulta amar a una madre tan extraña!.  Con su permiso, quien suscribe estas líneas muy español siempre ha creído ser. Un español viejo y cansado de las continuas traiciones y de los brindis al sol. El que escribe creyó en las oportunidades con el ansia del cachorro que desea los senos maternos: los constitucionalistas de Cádiz, la difícil federación de la primera República, la Segunda República…

Esta madre lozana, tan hermosa como explicarse se pueda, ha sido y es muy puta y tabernera. No es de extrañar pues, que ninguno de sus hijos le quiera. Así, la ruptura de las familias llega. Así mientras los medios de comunicación olvidan a Federico y ensalzan a sus verdugos los “sin nadie” como yo, nos atrevemos a robar las palabras del poeta y afirmar en primera persona: “Yo soy hermano de todos y execro al hombre que se sacrifica por una idea nacionalista abstracta por el solo hecho de que ama a su patria con una venda en los ojos. El chino bueno está más cerca de mí que el español malo. Canto a España y la siento hasta la médula; pero antes que esto soy hombre del mundo y hermano de todos”…

Hablar de Lorca puede quedarse en un abundar en la obra de uno de los mayores y más relevantes poetas y dramaturgos españoles. Puede ceñirse a su adscripción a la Generación del 27, puede hablarse de su muerte traicionera y odiosa. 
Más no ha de ser Federico causa de dolor y añoranza. El hombre que así se llamaba pintó con lienzos preñados de palabras la esperanza de España.

A Lorca lo mató la sinrazón de una patria traidora a sus hijos, que por no saber no sabe cultivar sus jardines y por el contrario hace crecer los yermos.  Hoy y siempre, Lorca somos todos.

POLITICA ES MORAL


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