lunes, 3 de febrero de 2014

CIVITAS VERITATE: Democracia infantil


                           
Los niños deben ser muy indulgentes con las personas grandes. Antoine De saint Exupery.

Este domingo, en una ya tradicional comida, mi  familia se reunió para celebrar lo que en Cataluña denominamos “Els Tres Tombs”. Se trata de la festividad de San Antonio Abad y aún siendo esta el 17 de enero, se escenifica alternativamente en diferentes  poblaciones durante casi dos meses. En esa jornada, se bendicen a los animales de pezuña y a también a las mascotas domésticas. El nombre “Tres Tombs” significa tres vueltas, ya que la tradición establece que los animales deben girar tres veces en torno a algún lugar sagrado: la  iglesia, una ermita, una cruz, etc.
 
Tras la algarabía de los más pequeños al ver pasar a tantos animales y la conversación distendida de los adultos, nos dispusimos a comer. Nada novedoso había sucedido en nuestro entorno, la jornada era grata, la comida se demostró deliciosa y entre tanto buen augurio se escuchó una infantil y suave voz que incidía directamente sobre mi persona: “Oye, ¿te puedo explicar una cosa?, hemos hecho un partido político en el colegio y haremos unas elecciones. Igual me ayudas…”.
 
Las sonrisas de mis tíos, primos y demás familia, componían un poema que lejos de estar bien rimado, avisaba la llegada de una prosa áspera. En definitiva, “ahí te salgas con bien del fangal en el que te están metiendo”  era lo que su callada sorna me estaba diciendo.
 
Claro, claro que te ayudaré, ¿Cómo estáis organizando ese partido?, ¿Qué es lo que queréis proponer a vuestros compañeros?, imagino que queréis hacer cosas nuevas y buenas para todos…
 
Mi dulce primita tiene nueve años, es de mente viva y talante alegre. No podía ser de otro modo, la idea de hacer cosas buenas le cargó el ánimo todo lo esperado, me miró profundo y espetó: “¿es que hay otra forma de hacer la política?”, imagino que todos los políticos quieren hacer lo mejor para los yayos, para los papás y para mi hermana y para mí…
 
La mesa empezó a ser jolgorio y yo, chivo expiatorio. Todos miraban y sin palabras insistían, “dale, dale, que te queda mucho todavía”.
 
Afirmé con convencimiento y sin mostrar grietas, “¡Pues claro Laura!. Para eso sirve la política”. ¿Cómo se llama vuestro partido?. Nos explicó que dudaban en el nombre GPM (Grupo para Mejorar) y PCI (Partido Catalán Incontaminado), que ambas opciones les gustaban y que probablemente harían un “refrito” de siglas. Perseveró en la idea de que sería fácil mejorar las cosas porque lo que se había hecho mal ya les diría como hacer todo bien…
 
Se rozaba la carcajada en el público y a mi alma se asomaba una amarga tristeza. Me repuse, empecé a hablar, recurrí a los tópicos  y por omisión, mentí. Afirmé que así debía ser, que lo que en el “cole” plantearían como un ejercicio para descubrir cómo solucionar las cosas, en la realidad funcionaria seguro, seguro. Como en la fiesta de “Els Tres Tombs” di tres vueltas al sagrado lugar que la Democracia debería ocupar, le di un beso a la aprendiz de cargo electo y sin dilación, me dispuse a devorar el postre. Por cierto, no lo comenté, pero bien repartida, la tarta de crema y frutas alcanzó para todos y llegamos a los cafés totalmente satisfechos. La digestión fue pesada….
 
POLITICA ES MORAL
 
 
 

2 comentarios:

  1. Bueno quizá no sea del todo una mentira, "en la realidad funcionaría seguro...", si ellos lo creen...? Ellos, nuestros niños vienen cargaditos de sueños, de todo lo que una vez nosotros mismos quisimos hacer también, y de hecho algunos todavía insisten en que algo justo para todos funcione. Es algo hermoso que un niño te tome de referente, al alma debe sentarle bien y centrarse en ese niño que posa su (tu) esperanza en ti. Y a la tristeza empujarla hacia fuera cuando se pueda, casi siempre viene cuando lo de nuestro entorno nos rodea sin remedio, sin embargo también creo que a aquellos, que ella, la tristeza pretende aguarnos la fiesta, somos también los que mejor sabemos disfrutar de la vida en general, porque al sentir la profunda tristeza clavada en nuestra alma es cuando podemos y sabemos diferenciar ambos sentimientos. Tristeza cuando lloras y cuando sufres, sin embargo cuando ríes vienen los tambores a decirme que estoy vivo, vivo porque sufro por el prójimo, vivo porque sonrío a través de tu sonrisa. Un niño es como una celebración infinita, nunca uno deja de soñar con que ellos lo harán mejor que nosotros, con que ellos vivirán más plenos y felices, me vas a perdonar pero yo leyendo esto, no he podido más que sonreír imaginando el alboroto del alma de Laura...

    Todo lo que se puede soñar, se puede lograr. Walt Disney

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